Risii miró meticulosamente el bastón.
-¿Seguro que no es peligroso? -preguntó.
Sus amigos no contestaron. Seguían mirando el bastón, al igual que él, esperando que pasara algo.
-No lo sé -contestó Duplica, al cabo de un rato-. Pero aún no has contestado a mi pregunta… ¿Por qué este sitio?
-Ah, bueno… -Risii seguía mirando al bastón tirado en el suelo-. No lo sé.
-No me creo que no lo sepas -dijo Timo.
-Pues no lo sé, ¿vale? -Risii se desplazó del lugar que había ocupado mirando al bastón hasta unos metros alejado de éste y sus amigos.
Rana y Timo le miraron desconcertados. Duplica seguía escudriñando el bastón.
-Sea lo que sea, nos ha salvado el pellejo -dijo-. Y sigo sin creer que Risii no sabe nada de este lugar -alzó la vista-. Es impresionante, ¿no creéis?
Rana y Timo también alzaron la vista. Estaban justo debajo del árbol con un castillo en su copa. Alrededor del tronco había piedras, tan grandes como una persona, que con el paso de los años habían caído del castillo. Se encontraba tan destrozado que era seguro que no vivía nadie en él. Un pequeño saliente con peldaños tallado en la corteza recorría todo el tronco hasta desaparecer en la frondosidad de la copa. Era el modo de subir hasta arriba. Algunos peldaños parecían viejos y podridos, y otros directamente no estaban en su sitio.
-¿Deberíamos subir? -preguntó Timo, nervioso.
-¡Pues claro que sí! -dijo Rana, dándole una palmada en la espalda-. Toda la milicia del mundo nos debe estar buscando, y aquí no creo que se les ocurra mirar en absoluto.
-Debemos ser cautos -intervino Duplica-. Las escaleras no parecen muy seguras, y el árbol es bastante alto.
-¡Cierto! -exclamó Timo-. Sólo por eso, descartamos el sitio, ¿a que sí?
-No digas tonterías, cobardica -sonrió Rana-. Sólo hay que tener un poco de cuidado al subir, pero arriba tendremos todo un castillo para nosotros solos. Y eso me parece genial.
-¿Y si está habitado? -dijo Timo con un tono sarcástico-. Nadie aquí ha pensado en el hecho de que puede haber gente viviendo ahí arriba.
-Por favor, Timo… -dijo Duplica-. Se ve desde aquí que ese castillo está ruinoso… Y nosotros no necesitamos más para escondernos. Hemos vivido toda nuestra vida entre muros, y ahora viviremos en un castillo sin techo. Pensándolo profundamente es un alivio, una liberación.
-¡No!
-¿Qué podemos hacer para convencerte? -preguntó Rana ya perdiendo un poco la paciencia.